Hace décadas la vigilancia gubernamental era un asunto complicado y costoso, una vigilancia total resultaba imposible. En cambio, hoy en día, es posible escanear Internet y obtener palabras clave, a gran escala, sin posibilidad alguna de detección.
Además, en este ejercicio hemos conocido con más profundidad las herramientas de rastreo y vigilancia que se esconden detrás de una cuenta de Google. El ejercicio consistía en rastrear nuestra cuenta de Google, donde hemos podido ver que es una de las numerosas redes publicitarias que personalizan los anuncios en función de tu actividad online, que te muestra anuncios, sitios web y aplicaciones que se nos asocian a nuestro perfil y a nuestras preferencias e intereses. Un ejemplo claro podría ser este: buscar algún producto en Amazon del cual no solemos tener interés habitualmente, por ejemplo, una televisión, y las semanas siguientes a causa de esta búsqueda estamos bombardeados por todo tipo de anuncios relacionados con las televisiones.
También, hemos podido redescubrir los sitios en los que hemos estado y las rutas que hemos seguido en nuestras líneas del tiempo y también ver el historial de ubicaciones así creando un mapa privado de los sitios a los que hemos ido con los dispositivos en los que hemos iniciado sesión. Además, cabe destacar que ciertas aplicaciones obligan a aceptar su política de datos para poder acceder a ellas.
Por lo tanto, el saber, rastrear y ver todo esto nos lleva a reflexionar sobre la privacidad de nuestros datos y qué información personal se comparte entre sesiones del navegador.
Esto significa que la tecnología moderna ha creado la capacidad de llevar a cabo una vigilancia masiva de los ciudadanos, como nunca ha existido en la historia de la humanidad. Las principales empresas de Internet están obteniendo un conocimiento exhaustivo de los paraderos, comunicaciones e incluso los más profundos pensamientos y deseos de todo el mundo. Solo con pensarlo nos atemorizamos, pero no podemos dejar que el miedo nos bloquee y rechazar todo aquello que suponga un mínimo riesgo de exposición en Internet, ya que sería como si no saliéramos de casa por miedo a sufrir un atraco. Pero defendemos que lo podemos y debemos hacer es tomar todas las precauciones que estén en nuestra mano. Está claro que hasta estos días que hemos hecho estos ejercicios no éramos conscientes de todo lo que había detrás de cada aplicación, por eso podemos decir que esta asignatura está siendo muy útil y estamos seguros de que nos servirá en el día a día.
En conclusión, pensamos que la mayoría de la ciudadanía no es consciente del almacenamiento de datos y que no hay suficiente información o formación sobre cómo proteger nuestros datos en internet. Pero habiendo dificultades, nosotros, los consumidores, debemos informarnos e indagar sobre aplicaciones de los navegadores que sirven para bloquear rastreadores y que bloquean el flujo de información de un ordenador hacia las compañías de seguimiento y también permiten bloquear los anuncios. Por lo contrario, estaríamos renunciando voluntariamente a nuestra privacidad, pensando que no es tan importante, pero nos debe preocupar e interesar la preservación de nuestros datos personales.
Para finalizar, nos gustaría dar algunas de las recomendaciones que hemos aprendido para una mayor privacidad, como por ejemplo, borrar continuamente el historial, desactivar la ubicación, utilizar el modo incógnito para navegar de forma más privada…
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